Cuatro preguntas sobre el Realismo Socialista

A base de los materiales de la revista TVORCHESTVO 

 

Turistas e invitados de los países occidentales que han visitado nuestras exposiciones de
artes plásticas y visto en ellas una rica variedad de géneros y estilos, con frecuencia inquieren
asombrados: “¿Es todo esto realismo socialista?” -”Claro que sí” - les contestan los guías, y
entonces hacen una serie de interrogantes, que pueden reducirse fundamentalmente a estas...

I. ¿Qué se entiende por realismo socialista y cual es su esencia?


El realismo socialista, método fundamental del arte soviético, es profesado por la mayoría de
sus maestros. Su esencia se reduce a reflejar de manera verídica e históricamente concreta la
realidad en su desarrollo revolucionario. Se equivocan quienes piensan que este método es un
fenómeno soviético por excelencia; constituye una etapa lógica en la evolución del arte mundial,
con adeptos en muchos países de Europa, Asia y América Latina.


El mismo nombre del método evidencia que desarrolla, en primer lugar, las tradiciones
realistas. Pero tampoco rechaza y menosprecia los logros de otras corrientes; no se pronuncia contra
el convencionalismo, el simbolismo ni otros medios de expresión artística siempre y cuando sirvan
para interpretar los pensamientos y sentimientos del hombre.


Por ejemplo, si examinamos la obra de Piotr Konchalovski, Alexandr Deineka y Martirós
Sarián, célebres pintores soviéticos, cuyos lienzos se encuentran no sólo en los museos de nuestro
país, sino también en los extranjeros, veremos que, aunque muy diferentes por su estilo, técnica y
paleta, los tres son herederos de todo lo valioso y progresista que había atesorado el arte mundial.


Los pintores soviéticos consideran que el arte no existe por si mismo y para si mismo, sino
para mostrar al hombre y el mundo en toda su variedad y complejidad.


II. ¿Lleva el realismo socialista implícitas ciertas restricciones para el artista?


Si a Renoir o Monet le hubieran preguntado cómo podían pintar ciñéndose sólo al
impresionismo seguramente ellos habrían contestado más o menos lo siguiente: voluntariamente
hemos optado por el impresionismo y por supuesto que sus limitaciones no nos abruman;
simplemente para nosotros no existen.


Los pintores soviéticos también han optado voluntariamente por el realismo socialista y se
sienten muy libres dentro de sus marcos. La estética soviética determina estos marcos como sigue:
fuera de ellos queda todo lo que esté en desacuerdo con la vida en su desarrollo revolucionario:
dentro de estos límites permite una enorme variedad de géneros, estilos y rasgos nacionales.


El realismo socialista tiene sus propios principios acerca del conocimiento y la expresión
artística de la vida, principios que determinan las vías y particularidades fundamentales de la
creación. Por ello, rechaza el arte que desmoraliza a la sociedad, poetiza las tinieblas y la
destrucción: el sadismo, la pornografía y la propaganda de guerra en todas sus manifestaciones o
sea, todo aquello que expresa una degradación de la creación artística.

 

III. ¿Qué de positivo, en comparación con las corrientes anteriores, ha dado el realismo

socialista al artista?


Le ayuda a comprender mejor los aspectos esenciales, característicos de nuestra contradictoria época, a encontrar a sus auténticos héroes, educar al hombre nuevo, analizar la vida guiándose por las más nobles y elevadas ideas, combatir el mal que impide los ideales humanos.


Este método ha abierto una nueva época en el desarrollo artístico de la humanidad, pero esto
no significa, ni mucho menos, que cada obra, por el mero hecho de pertenecer al realismo socialista,
sea automáticamente superior a cualquier otra obra moderna o del pasado creada según los
principios de otras corrientes. Puede que sea superior en cuanto cala más hondo en los problemas y
leyes del desarrollo social, pero ello no quiere decir que lo sea necesariamente por su esencia y
valor artísticos. En otras palabras, el realismo socialista ofrece ricas posibilidades, pero el saber
realizarlas depende únicamente del talento y la maestría de cada artista.


Para ello, los que tratan de hacer pasar los defectos de algunas producciones mediocres de
artistas soviéticos, por los fallos del realismo socialista, incurren en un error, tal vez premeditado.


IV. ¿Hay ligazón entre el realismo socialista y el modernismo?


En Occidente se oye decir con recurrencia que el modernismo y el realismo socialista
pueden aliarse sobre la base de su repulsión al capitalismo. Pero la negación modernista del
capitalismo se diferencia de la interpretación que se hace con el método socialista en la misma
medida en que un motín anarquista e izquierdizante se diferencia de las verdaderas acciones
revolucionarias.


El uso de los medios del modernismo tiene, en lo fundamental, dos consecuencias negativas:
la gran mayoría de los espectadores no comprende y no acepta este tipo de obras; el artista que
quiere hablar con el pueblo en ese lenguaje, resulta como un mudo. Además, una forma inadecuada
o falsa hace daño a las ideas, tergiversa los objetivos, por buenos que sean, y confiere a la obra
matices que ni el propio autor deseaba.


En los modernistas la repulsión a la verdad se ha convertido en una especie de manía: “No
des crédito a lo que ves” -dice uno de los teóricos del modenismo. En cambio, el realismo socialista
exhorta a “dar crédito a lo que ves”, al mundo circundante y reflejarlo desde las posiciones
democráticas.

julio de 1979

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